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60 Todos los presentes se pusieron a dar fuertes gritos, y bendijeron a Dios, pues él salva a quienes confían en él.

61 Y como Daniel había logrado que ambos jueces se condenaran a sí mismos por sus propias palabras, la gente se puso en contra de ellos, y les impusieron el mismo castigo que ellos habían preparado para Susana. 62 De acuerdo con la ley de Moisés, los condenaron a muerte.

Ese día, se salvó de la muerte a una mujer inocente.

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